16/10/08

Un cuento de esperanza


Si alguien puede afirmar haber visto a un pájaro triste, que por favor nunca lo diga…, antes dude de sus propios ojos.

Pasadas las tres de la tarde el cántico de los ecos y las campanas robustecía de aburrimiento a los incipientes ocasos en blanco y negro, el viento soplaba polvaredas para no morir en la calma y jugaba a ensuciar de arena las ventanas, y de paso procuraba que los pueblerinos escondieran su rostro y entrecerraran los ojos, con la intención de no contaminarles también el alma.

El ruido se agrietaba constantemente, y ampliaba como un diluvio la vastedad de la sequía, que vagaba a sus anchas perifoneando su discurso, recordándole a la gente, día y noche, que allí se prohibía el sueño. Las madres ya no cantaban, los padres ya no golpeaban la tierra y ésta había renunciado a maquillarse.

Breves estertores se desprendían desde diferentes casas, como respiros agónicos de las construcciones que yacían en un paisaje amortajado. Las velas también morían, y no necesariamente por el paso del tiempo, sino porque el fuego y la luz, como cualquier espíritu, suelen sucumbir por hambre.

Los días nacían con la misma voracidad y plenitud con que al final morían. Amanecer y anochecer era cuestión confusa porque siempre eran precedidos por una insoportable somnolencia. La esperanza, como las frutas, se había deshidratado por lo agreste del paisaje y el infernal desuso.

¿El agua?… Salobre únicamente, y escurriendo por las mejillas. Las palabras habían cedido ante el peso de las telarañas, y ahora sólo vagaban sus fantasmas, apenas visibles de cuando en cuando, a través de los rosetones enraizados bajo los párpados.

El aire olía a nada, como una suerte de síntoma de la invisibilidad. Todo sabía igual, a óxido quizá, por los paladares resecos y llagados, que igual hacían de mausoleos también al don de la palabra.

El tiempo no era más, porque no espoleaba a nadie, ya no habían esperas porque nada había de llegar. El pasado aniquilaba al presente en su propio territorio y se movía con el arrojo de un retrato, anclando las dimensiones, escurriendo perennemente como en procesión por duelo de la imaginación crucificada.

Un solo ser veía otra cosa, inmune a la sequía, o quizá la calamidad no existía para él. Un solo ser sabía que la realidad es percepción. Un pájaro igual trinaba para todos.

Si alguien ve a un pájaro triste, por favor no me lo diga, …porque entre tantas tragedias inventadas, hasta ese momento habré de rendirme.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

uffff qué cosa más bonita, me quedo con una frase muy corta y para mi esencial de esta maravilla que has escrito querido amigo "El ruido se agrietaba constantemente, y ampliaba como un diluvio la vastedad de la sequía, que vagaba a sus anchas perifoneando su discurso, recordándole a la gente, día y noche, que allí se prohibía el sueño". Tantos sueños rotos a lo largo de nuestras vidas, de que forma tan poética pero tan dura a la vez nos has pintado este cuento lleno de paisaje y elementos tan necesarios para cualquier ser humano. Pero con que haya un sólo motivo para la esperanza, para creer, para seguir, para ver ese pájaro volar feliz, me seguiré agarrando a él. Por algo me bautizo mi madre con el nombre de Esperanza, sí, algo ya intuía ella...Qué cuento más precioso, te admiro tanto...Te digo un secreto? a veces pienso que eres un escritor consagrado, pienso que publicas libros, que te dedicas a ésto, y que de vez en cuando subes algo en este blog, para tocar con los pies en la tierra. No sé, es que es demasiado bueno...
Aplausos, besos y mucho cariño te dejo ahora y siempre, gracias por escribir desde el alma, eso es lo que me llega de ti.

Anónimo dijo...

Vengo a desearte una buena semana y a dejarte un beso y el cariño de siempre...

Anónimo dijo...

Cómo me gustaría que el Oceano fuera un charquito, para dar un brinco y estar ahí...
Mil besitos

Verónica E. Díaz M. dijo...

Saludos... Que Dios no me permita ser pájaro de mal aguero...

Anónimo dijo...

Vengo a dejarte un besito muy muy dulce...y todo el cariño.

Anónimo dijo...

Me encantó, amigo,sencillamente muy bueno,sigue siempre ahí, en el lugar donde suelo ubicarte.

Un sentimiento .

Sol - Estaré siempre dijo...

Es verdad .. el día que dejemos de oir el canto de los pajaros .. siento que algo feo se avecina!! Pase desde otro blog a conocer el tuyo y me ha gustado mucho lo que escribiste!!! To comence en este mundo bello hace muy poco y la verdad me siento super agradecida de haberlo hecho!!! Besos de sabado cielo!!! Pasalo bien...

Anónimo dijo...

Espero que hayas hallado suficiente calor y la cercanía de siempre, así lo deseo. Inspiración tienes de sobra, de la mejor que se puede encontrar, de esa forma, espero tu próxima entrada, con calma...pero sin pausa :)
Muchos, muchos besos

Cristibel dijo...

Terriblemente bello.

La realidad es percepciòn, estamos de acuerdo.

Un abrazo a la distancia.

EstefaníaV dijo...

Ah sí, la percepción, la creadora de todos los momentos, de todos los sentidos y de todas las realidades. Todo es perfecto, como siempre me has dicho.

Dejarte un abrazo. Gracias por tanta armojnía que plasmás.

Sol - Estaré siempre dijo...

Que comiences una linda semana!!! Pasé a ver si habia algo nuevito para leer!!! De todas maneras esta bueno visitar a los amigos!!! Besotes llenos de luz!!!