
Ahora entiendo
que son ecos las personas,
que en las flores me repito
y me repinta como a ellas
la brocha intensa del Sol.
...Ahora entiendo
que la crueldad es un espejo.
Comprendo ahora
el peregrinar de los péndulos,
y de los pétalos su igualdad
con la maciza roca.
Se disgrega lo sagrado
y las sombras se desploman
con la ronda de sus brazos
que un día fueron mi prisión.
...Ahora entiendo
que la libertad sabe a mujer.
2 comentarios:
Como ya te oí leerlo, pude oírte al volverlo a leer.
La frase que más me gusta es la del final. Me recuerda las posibilidades que tengo como mujer: me anima.
Bueno, pues ya cumplió el cometido más importante...
Gracias, amiga.
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